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¿Quién inventó el Pararrayos?

Benjamin Franklin estaba fascinado con las tormentas, amaba estudiarlas. Si él estuviera vivo hoy en día probablemente agregaríamos “cazador de tormentas” a su larga lista de títulos.

Fue en Boston, Massachusetts, en 1746 cuando Franklin tropezó con los experimentos eléctricos de otros científicos. Rápidamente transformó su hogar en un pequeño laboratorio, usando máquinas hechas con objetos que encontró en su casa.

Durante un experimento, Ben accidentalmente se electrocutó. Franklin pasó el verano de 1747 realizando una serie de experimentos innovadores con la electricidad. Escribió todos sus resultados e ideas para futuros experimentos en cartas que mandó a Peter Collinson, un amigo y compañero científico de Londres quien estaba interesado en publicar su trabajo.

Por el mes de julio, Ben usó el término positivo y negativo (más y menos) para describir la electricidad, en lugar de las palabras previamente usadas de “vítreo” y “resinoso”. Franklin describió el concepto de la batería eléctrica en una carta para Collinson en la primavera de 1749, pero no estaba seguro de cómo esto sería útil.Benjamin Franklin, inventor del pararrayos

Después en el mismo año, explicó que creía que existían similitudes entre la electricidad y los rayos, como el color de la luz, su dirección torcida, el sonido estruendoso, y otras cosas. Había otros científicos que creían que los rayos eran electricidad, pero Franklin estaba decidido a encontrar un método para probarlo.

Por el año 1750, deseando probar que los rayos eran electricidad, Franklin comenzó a pensar en proteger a las personas, los edificios y otras estructuras. Esto se convirtió en la idea del pararrayos. Franklin definió como un pararrayos a una barra de hierro de entre 8 y 10 pies de largo que tenía forma puntiaguda en un extremo. Él escribió “el fuego eléctrico sería, creo yo, extraído de una nube silenciosamente, antes de que pudiera estar demasiado cerca para el impacto…” Dos años después, Franklin decidió probar su propio experimento con los rayos. Sorprendentemente, nunca escribió cartas sobre el legendario experimento de la cometa; alguien más escribió sobre esto 15 años después de que pasara.

En junio de 1752, Franklin estaba en Filadelfia, esperando para las campanadas en lo alto de una iglesia Cristiana para completar su experimento (el campanario actuaría como pararrayos). Se impacientó y decidió que una cometa sería capaz de estar más cerca de las nubes de la tormenta. Ben necesitó ingeniárselas para ver qué usaría para atraer una carga eléctrica, decidió usar una llave de metal y la ató a la cometa. Luego ató la cuerda de la cometa a un hilo de seda aislante para proteger sus nudillos.

Aunque este fue un experimento muy arriesgado, algunas personas creen que Ben no se lastimó porque no condujo su experimento durante la peor  parte de la tormenta. A la primera señal de que la llave recibía una carga eléctrica del aire, Franklin supo que los rayos eran una forma de electricidad. Su hijo de 21 años, William, fue el único testigo del evento.

Dos días antes del experimento de la cometa y la llave, Ben había observado que un clavo de hierro conducía la electricidad desde una esfera de metal. Así hizo la teoría de que el rayo podría evitarse usando una barra de metal conectada a la tierra para vaciar la estática proveniente de una nube.

Franklin comenzó a recomendar que los pararrayos tuvieran el extremo final en punta. Sus colegas ingleses estaban a favor de que las puntas fueran puntas roma, con el razonamiento de que las puntiagudas atraían más los rayos e incrementaban las probabilidades de que estos impactaran el pararrayos; creían que las barras con punta roma eran menos propensas a ser alcanzadas por rayos. El rey George III tenía su palacio equipado con un pararrayos con puntas roma.

Pararrayos Franklin

Cuando llegó la hora de equipar los edificios de la colonia con pararrayos, la decisión se convirtió en una declaración política. Estaban los que favorecían el pararrayos en punta apoyando las teorías de Franklin para proteger los edificios públicos y rechazaban las teorías apoyadas por el Rey. Los ingleses pensaron que esta era otra forma de las colonias para desobedecerlos.

El pararrayos de Franklin pronto se encontraría protegiendo muchas casas y edificios. El pararrayos construido en el domo de la Casa de Gobierno en Maryland fue el edificio más grande al que se le agregó un pararrayos de Franklin durante todo el tiempo que él vivió. Fue construido de acuerdo a sus recomendaciones y sólo ha tenido un registro de daño por alcance de rayos. El pararrayos puntiagudo colocado en la Casa de Gobierno y otros edificios se convirtió en un símbolo de la ingenuidad e independencia de una joven y prospera nación, así como del intelecto y la inventiva de Benjamin Franklin.

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