Hoy en día, damos por sentado muchos de los grandes inventos de la historia. Tenemos todo al alcance de nuestras manos y no nos damos cuenta que cada detalle fue en su momento una gran innovación. Esta vez nos toca hablar sobre quien inventó el foco (también conocido como bombilla).
El foco es un invento que se creó para permitirnos tener luz cuando se hace de noche y no hay Sol. Ahora, lo utilizamos a toda hora y es necesario para realizar nuestra rutina sin forzar nuestra vista.
El verdadero inventor del foco
La realidad es que esta gran innovación fue patentada y registrada por Thomas Alva Edison. Sin embargo, no fue él el verdadero inventor. Edison dio una presentación del foco el 21 de octubre de 1879, el cual era increíblemente sencillo y práctico para ofrecernos iluminación en cualquier momento. Este foco se mantuvo encendido durante dos días seguidos y marcó una nueva era.
La innovación no fue creada por Edison, sino que el foco fue creado por el químico británico Sir Joseph Wilson Swan. La gran invención de Swan se basaba en que el oxígeno entraba y los filamentos se quemaban, lo que hacía que la luz del foco durara mucho menos de lo esperado.
Edison, por otro lado, tomó este evento fortuito y lo perfeccionó al cambiarle el material para que los filamentos no se quemaran. Y fue entonces cuando lo patentó y lo mostró al mundo como si fuese suyo en su totalidad.
Aquí existe un gran vacío histórico, ya que Edison se ha ganado todo el crédito por un trabajo que solo perfeccionó y no creó desde el principio.
Edison es el inventor más exitoso, ya que tiene patentado 1903 innovaciones en su nombre, número que nadie ha superado hasta hoy.
El perfeccionismo de Edison lo llevó a realizar algo tan grande como el mismo foco. En medio de su dedicación logró optimizarlo para que generara corriente directa y se mantuviese encendido por sí mismo.
El foco continuó perfeccionándose a lo largo de los años, con contribuciones de distintos científicos que mejoraron su uso. Otros también patentaron paralelamente su propio foco, como Humphry Davy, en enero de 1880. O quienes crearon bombillos para trabajar dentro de laboratorios: James, Bowman Lindsay, Mathew Evans, Nicola Tesla, Henry Woodward y William Sawyer.
En 1855, Heinrich Goebel, en Alemania, ya había registrado un foco incandescente, siendo el primero en la historia en haber patentado este invento. Luego del alemán y antes que Edison, el ruso Alexander Lodygin patentó su propio foco incandescente que utilizaba filamento de carbono para funcionar.
Debido a la gran cantidad de competidores y patentes realizadas, Edison se vio encerrado en una disputa por su foco. El foco es uno de los inventos más relevantes de la historia, también es uno de los más utilizados desde entonces y aún es necesario para cualquier ser humano.
El foco incandescente con filamentos de carbono produce luz al crear el calentamiento por efecto Joule del filamento metálico y con la corriente eléctrica crea la luz. Hoy en día, esta bombilla de carbono se considera prácticamente inútil, ya que más del 80% de la electricidad solo produce calor y el restante una luz muy tenue.
Historia del foco incandescente
Como ya sabemos, Joseph Swan inventó el foco y logró conseguir su patente británica en 1890, y años después se comienza a utilizar en hogares de Inglaterra.
El primer foco incandescente que comercializó fue el de filamento de carbono. Y años después creó su propia compañía llamada The Swan Electric Light Company.
Hace pocos años, por una petición de la Directiva de la Unión Europea, en 2009 se comenzó a dejar de fabricar y vender las lámparas incandescentes ya que no eran viables, ni tenían mucha vida útil. Luego, se prohibió fabricar las lámparas que tengan potencia igual o superior a 100W.
Los focos incandescentes se han ido cambiando por unos más eficientes, y por supuesto, con más y mejor tecnología. Como los nuevos focos LED.
¿Dónde está el foco más antiguo de la historia?
El foco más antiguo de la historia lleva encendido desde 1901, con 989.880 horas de vida útil. Se encuentra en el parque de bomberos de Livermore en California, Estados Unidos.
Materiales:
- Filamento de Wolframio.
- Carbono.
- Envoltura, ampolla de vidrio.
- Gas inerte.
- Alambre de sujeción y disipación de calor.
- Filamentos con un conducto de refrigeración y soporte interno.
- Hilos de contacto.
- Base de contacto.
- Aislamiento eléctrico.
- Casquillo eléctrico.
- Pie de contacto eléctrico.
El filamento de wolframio está encerrado con una ampolla de vidrio que se hace al vacío y se rellena con el gas inerte, para que el filamento se volatilice por las temperaturas altas que logran por la corriente.
La ampolla varía de tamaño en proporción a la potencia del foco, ya que, si la temperatura aumenta, el calor se desprende y es obligatorio aumentar la superficie para que no colapse.
En años anteriores, la ampolla se rellenaba de gas inerte y hoy en día, se rellena de gas noble que impide que el filamento se combustione.
Al pasar del tiempo, la tecnología ha evolucionado y el perfeccionismo de los focos también, ya que sus materiales se han optimizado para que el calor que producen los focos sea mucho menor, la luz sea mayor y más duradera con el tiempo.
En alguno de los casos se utilizaban potencia alimentada por células solares fotovoltaicas, y hoy en día se ha cambiado por diodos LED para optimizar su uso.
Se ha comprobado que uno de los mejores focos que existen hoy en día son los de tecnología LED, ya que su rendimiento entre el consumo de energía, luz y durabilidad es mucho más conveniente para la comercialización y para los usuarios.
Los tipos de encasquillado más populares, son los que existen desde Edison y Swan, ya que tienen en existencia distintos formatos.
Foco halógeno
Es la evolución luego del foco de carbono, ya que se optimiza la luz y el encasquillado. Aunque el foco halógeno está basado en lo mismo que el pasado, tiene un trabajo mejor, con más rendimiento y menor calor.
El uso del foco halógeno es completamente comercial y no industrial, ya que tienen la habilidad de alumbrar perfectamente un espacio de tamaño mediano.
Rendimiento de focos incandescentes
El más bajo rendimiento es el de 12 a 18 lm/W, lo cual significa lúmenes por vatio de potencia. Y tiene una durabilidad de 1000 horas. Sin embargo, es la más común gracias a su precio económico y el color de su luz.
Hay focos con una durabilidad de hasta 200.000 horas, aunque nunca se fabricaron por tener unos costos muy altos.
Otros focos utilizados de bajo consumo tienen un contenido altamente tóxico como mercurio y radiación electromagnética. Son utilizados con bajo rendimiento, aunque deben tener en cuenta esa fabricación.
Cambiando de invierno a verano, si es necesario mantener los focos que no produzcan tanto calor, ya que pueden reducir la vida útil del foco y producir una mini explosión por sobrecalentamiento.