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¿Quién inventó las Vacunas?

Edward Jenner, cuya “Investigación” en 1798 fue el primer informe publicado sobre la vacuna contra la viruela, es ampliamente reconocido como el inventor de la primera vacuna.

Sin embargo, otros individuos podrían reivindicar ese título, en especial sus contemporáneos Benjamin Jesty y John Fewster. Jesty, un granjero de Dorset, puso vacunas en 1774, 22 años antes que la primera vacuna de Jenner en 1796.

También se sabe que Fewster, un boticario-cirujano que conocía a Jenner personalmente, llevó a cabo el procedimiento varios años antes que Jenner. Sin embargo, ni Jesty ni Fewster publicaron o difundieron su trabajo, y ambos fueron reconocidos a posteriori, sobre todo por críticos de Jenner.

Este artículo compara las contribuciones de estos tres aparentes “inventores” de las vacunas.

Historia de las Vacunas – La Viruela

Niña infectada por viruela en Bangladesh en 1973La viruela, que surgió en poblados humanos hace varios milenios, fue una de las enfermedades más destructivas de la historia de la humanidad. Mató a millones de personas cada año entre los siglos XVII y XX, y fue un factor clave en la caída de dos grandes imperios: el de los Aztecas y los Incas.

En 2010 se celebró el trigésimo aniversario de la erradicación de la viruela, posiblemente el mayor éxito en la historia de la medicina preventiva. La viruela es la primera, y única hasta la fecha, infección humana que ha sido eliminada completamente por la humanidad. Su erradicación fue la prueba definitiva de la eficacia de las vacunas, una tecnología versátil que tuvo su origen en la batalla contra la viruela.

La vacunación, como informó Edward Jenner en su Investigación de 1798, consistía en la inoculación de pus de viruela bovina en sujetos sanos para protegerles contra la viruela. La vacunación “Jenneriana” pronto reemplazó a una medida anterior de protección, la “variolización”, en la que se frotaba pus de viruela contra la piel de un individuo sano. Si se realizaba con cuidado, la variolización tenía una tasa de mortalidad de sólo el 2% (comparado con el 20-50% de la infección natural) y proporcionaba una inmunidad duradera contra la viruela – pero los sujetos variolizados eran muy infecciosos y solían propagar la viruela.

La vacunación proporcionaba una inmunidad duradera (pero no de por vida), y a lo largo de su vida Jenner fue capaz de eliminar la viruela de regiones amplias si era aplicada de manera intensiva.

Finalmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llevó a cabo los primeros pasos coordinados para eliminar la viruela en todo el mundo, dando lugar a la campaña de erradicación intensiva de 1970, que culminó con éxito hacia el final de esa década. El 8 de mayo de 1980, la OMS declaró oficialmente erradicada esta enfermedad.

¿Quién Descubrió las Vacunas?

Los orígenes de las vacunas son difíciles de descifrar, debido a que algunos de los primeros trabajos no fueron publicados o reconocidos en su momento, y también porque los oponentes de Jenner intentaron desprestigiar su reivindicación del descubrimiento de las vacunas.

La suposición general es que Edward Jenner fue el pionero de la vacunación. Sin embargo, hay claras evidencias de que otros experimentaron con las vacunas antes que Jenner, sobre todo un granjero de Dorset llamado Benjamin Jesty, John Fewster, y otros en Francia y Alemania. Este artículo se centra en las contribuciones de Jenner, Jesty y Fewster; el papel desempeñado por el último en concreto ha recibido poca atención.

Biografía de Edward Jenner

Edward Jenner inventor de las vacunasEdward Jenner (1749-1823) nació en Berkeley, Gloucestershire, en el sudoeste de Inglaterra. A los 14 años era aprendiz de Daniel Ludlow, un cirujano-boticario de la cercana Chipping Sodbury, y después (1770-3) estudió en Londres bajo la tutela de John Hunter (1728-1793), quien inspiró el interés de Jenner por la ciencia.

En 1788, Jenner fue elegido Miembro de la Royal Society – no por las vacunas, sino por su investigación sobre los enigmáticos hábitos de apareamiento del cuco. Según el biógrafo de Jenner, John Baron, la atención de Jenner se centró por primera vez en el efecto protector de la viruela cuando una lechera de Chipping Sodbury le contó que no podía contraer la viruela porque ya había tenido viruela bovina. Esta conversación tuvo lugar alrededor de 1768, cuando Jenner tenía 19 años. Más tarde, Jenner hipotetizó sobre si la viruela bovina inducida artificialmente también podría proteger contra la viruela, y Baron contaba que lo discutía de manera reiterada en la Convivio-Medical Society que reunía a los médicos locales.

Sin embargo, a Jenner le llevó más de 25 años llevar su hipótesis a una prueba práctica. El 14 de mayo de 1796, extrajo pus de viruela bovina de Sarah Nelmes (una lechera local que tenía lesiones activas de viruela bovina en su mano, contraída de una vaca llamada Blossom) y lo frotó en la piel de James Phipps, el hijo de ocho años de su jardinero. Ésta es la primera inoculación deliberada de un humano con viruela bovina de la que se tiene referencia, y la primera transmisión registrada de viruela bovina entre humanos. Phipps desarrolló una lesión típica de viruela bovina en el lugar de la inoculación y siguió en buen estado, aparte de los síntomas sistémicos transitorios.

El 1 de julio de 1796, Jenner verificó si el chico estaba protegido contra la viruela al someterlo a variolización. Phipps no tuvo ninguna reacción – mostrando a Jenner que el chico era inmune y, de este modo, probando que la vacunación era efectiva.

En su famosa Investigación de 1798, Jenner informó con un nivel de detalle variable acerca de numerosos casos de viruela bovina seguidos de una aparente protección contra la viruela, así como de más vacunaciones experimentales. La Investigación contenía descripciones clínicas claras de la viruela bovina, de manera que otros médicos pudieran emplear la técnica; los beneficios sobre la variolización fueron evidentes para la mayoría y, en general, la Investigación tuvo una buena acogida. De hecho, la publicación de la Investigación convirtió a Jenner en el centro de atención, y pronto fue aclamado en todo el mundo como el descubridor de esta técnica revolucionaria.

Benjamin Jesty

Benjamin Jesty (1736-1816), un granjero de vacas lecheras de Yetminster, en el Dorset rural, fue un vacunador anterior, aunque no fue reconocido por la profesión médica hasta unos años después de que la Investigación de Jenner fuera publicada.

Resulta obvio que Jesty era conocedor del saber popular del lugar sobre que un ataque de viruela bovina protegía contra la viruela, y le sorprendió que dos de sus lecheras, Anne Notley y Mary Reade, hubieran contraído con anterioridad viruela bovina y luego hubieran cuidado a parientes cercanos con viruela sin que resultaran infectadas.

Benjamin Jesty

Jesty puso a prueba este conocimiento, como luego haría Jenner, durante un brote local de viruela en 1774. La esposa de Jesty, Elizabeth, y sus dos hijos, Robert y Benjamin (de dos y tres años, respectivamente), no habían tenido viruela y, por lo tanto, estaban en riesgo. Jesty decidió que no fueran variolizados, sino que, en su lugar, tomó la sorprendente decisión de inocularlos él mismo, usando fluidos procedentes de pústulas de viruela bovina.

En ese momento, el ganado de Jesty no tenía viruela bovina, así que llevó a su familia caminando durante diez kilómetros hasta una granja vecina que tenía una vaca infectada. Usando una aguja de zurcir, Jesty frotó pus de la ubre de una vaca infectada en la piel del brazo de su esposa, y repitió el procedimiento con sus dos hijos. Los chicos no sufrieron complicaciones, pero el brazo de su esposa se infectó gravemente y Jesty tuvo que llamar al médico local, quien dijo “has hecho algo valiente, pero intentaré que sobrevivas”. La esposa de Jesty acabó recuperándose, pero la comunidad local se escandalizó de que hubiera introducido fluido animal en su mujer e hijos. Lejos de ser felicitado por su experimento pionero, Jesty fue física y verbalmente atacado, y la familia tuvo que mudarse a Worth Matravers, en la Isla de Purbeck.

Curiosamente, Jesty hizo un seguimiento de la vacunación de sus hijos enfrentándolos a la viruela, anticipando así el experimento de validación que Jenner realizaría varios años después.

En 1789, los dos chicos fueron variolizados por el médico local; no les afectó de ninguna manera, lo que sugería que estaban protegidos contra la viruela. Posiblemente debido a la hostilidad sufrida, Jesty no intentó hacer públicos sus resultados, y no hizo más experimentos con vacunación.

Tras la publicación de la Investigación, un párroco local, Andrew Bell, intentó introducir la vacunación en la Isla de Purbeck. Tuvo conocimiento del experimento de Jesty y quedó impresionado. En 1803, Bell escribió a la Real Sociedad Jenneriana en Londres explicando lo que Jesty había hecho.

De manera involuntaria, Bell creó una competición directa entre Jenner y Jesty por el descubrimiento de la vacunación – algo de lo que Jesty no era consciente.

La carta de Bell cayó en las manos del Dr. George Pearson (Miembro de la Royal Society), un famoso médico y químico londinense, que tenía gran envidia de Jenner y pretendía privarle del mérito por su descubrimiento.

En julio de 1805, Pearson organizó una invitación a Jesty al Original Vaccine Pock Institute, una institución rival que Pearson había creado en Londres. Jesty hizo el viaje montado a caballo y con atuendos tradicionales, acompañado de su hijo Robert. Cuando se le preguntó por qué no tuvo escrúpulos en introducir fluidos de un animal en un humano, contestó “existe poco riesgo en introducir en la constitución humana materia procedente de la vaca, dado que ya comemos sin peligro la carne y la sangre, bebemos la leche y nos tapamos con la piel de este inocuo animal”.

Mientras estaba en Londres, Robert fue inoculado de nuevo con fluidos de viruela, en público, para demostrar su inmunidad. Guiado por Pearson, los médicos del Original Vaccine Pock Institute celebraron el experimento de Jesty como el primer caso de vacunación, adelantándose a la reivindicación de Jenner, e informaron sobre ello en un artículo publicado en la Sociedad Médica de Edimburgo. Le otorgaron a Jesty un par de lancetas de oro, un pergamino testimonial y 15 guineas para sus gastos, y le encargaron al famoso artista Michael Sharp pintar su retrato al óleo.

Jesty volvió a la Isla de Purbeck y a su vida como granjero, hasta su muerte en abril de 1816. Su logro fue reconocido en su epitafio, escrito por su esposa (y conservado en el cementerio de Worth Matravers): “nació en Yetminster en este Condado, y fue un Hombre íntegro y honesto: particularmente famoso por haber sido la primera Persona (conocida) que introdujo la Viruela Bovina por Inoculación, y que con su gran fuerza de mente realizó el Experimento a partir de la (Vaca) con su Esposa y sus dos Hijos en el año de 1774”.

John Fewster

John Fewster

Otro experimentador temprano con las vacunas fue John Fewster (1738-1824), un amigo y colega de profesión de Jenner. Nacido 11 años antes que Jenner, Fewster fue un cirujano-boticario establecido en Thornbury, una aldea a once kilómetros al sur de Berkeley, la ciudad natal de Jenner.

Fewster practicaba un lucrativo método de variolización ideado y franquiciado por la conocida familia Sutton, y con unos colegas abrió una “casa de variolización” en la carretera Gloucester-Bristol entre Berkeley y Thornbury, en la que los pacientes se alojaban para ser variolizados.

En 1763, Fewster se dio cuenta de que dos hermanos (llamados Creed) habían sido variolizados, pero que uno de ellos no reaccionó en absoluto a la variolización. Al preguntarle, este sujeto nunca había tenido viruela, pero sí que había contraído viruela bovina. Esto llevó a Fewster a preguntarse si la viruela bovina podría proteger contra la viruela, una idea de la que anteriormente no se había percatado. Se sabe que discutió esta posibilidad durante una cena, a la cual asistieron Joseph Wallis, Daniel Ludlow y su joven aprendiz, Edward Jenner.

Fewster hizo un seguimiento de esta observación, pero sólo con un alcance limitado y no por escrito. En 1765, presentó un artículo titulado “Viruela bovina y su capacidad para prevenir la viruela” ante la Sociedad Médica de Londres, pero nunca se publicó. Entonces, el tema permaneció latente durante más de 30 años, un retraso comparable con el de los experimentos de Jenner.

En 1796, Fewster fue llamado a visitar a un niño local que estaba enfermo de viruela en fase temprana y el tío del chico, John Player, le preguntó si consideraría inocularlo con viruela bovina para salvarle de la viruela. Según Player, Fewster respondió que ya lo había considerado pero que lo descartó porque, en su opinión, la variolización era muy exitosa y una alternativa parecía innecesaria. Pese a ello, según Player, Fewster inoculó a tres niños de Thornbury con viruela bovina durante la primavera de 1796.

Estas vacunas pioneras llevadas a cabo por Fewster tuvieron lugar casi a la vez que los primeros intentos de vacunación de Jenner. Por lo tanto, es raro que Fewster, aparentemente, no comunicara sus hallazgos, sobre todo teniendo en cuenta que era médico y disponía de una buena posición desde la que hacer pública su investigación. Sin embargo, parece que volvió a su rentable negocio de variolización.

Cuando más tarde se le pidió que comparase la variolización frente a la vacunación, dijo que la viruela bovina era una enfermedad más grave que la viruela variolizada, y que la variolización parecía estar tan bien comprendida que la vacunación no parecía necesaria.

Fewster nunca reivindicó ser quien creó las vacunas y, de hecho, se reafirmó ya enfermo en sus últimos días. Sin embargo, fue el primero en publicar (en su lectura en Londres) la idea de que la viruela bovina podría proteger contra la viruela. Tampoco se puede descartar la posibilidad de que Fewster le diera a Jenner la idea de la vacunación experimental, o que al menos le incitase a seguirla.

Otras Reivindicaciones Sobre Quién Inventó las Vacunas

Resulta obvio que el saber popular acerca del efecto protector de la viruela bovina era conocido en otros países. De hecho, había lecheras de distintas regiones que eran famosas por su bello rostro y su tez sin cicatrices. Esto se debía a que muchas contraían la viruela bovina en edades tempranas, lo que las protegía contra la viruela y sus cicatrices.

Además de Jesty y Fewster, se sabe que hubo otros que inocularon a sujetos sanos con viruela bovina antes de que lo hiciera Jenner. Entre ellos se incluyen François Rabbaut-Pommier de Francia, Peter Plett de Alemania, y un inglés llamadó Pew. Sin embargo, la documentación fiable es escasa o inexistente, excepto en el caso de Plett, que vacunó a las dos hijas de su jefe en Hasselburg, Holstein, en Alemania. Esto ocurrió en 1791, y las dos niñas demostraron su inmunidad al sobrevivir a un brote de viruela en 1794.

También en la zona ganadera de Holstein, Jobst Böse afirmó que “muchas personas respetables” habían confirmado que la viruela bovina protegía contra la viruela, y un informe del Dr. Hellwag, de Eutin, afirmaba que algunas chicas de granjas, en el último cuarto del siglo XVIII, intentaban contraer viruela bovina de manera deliberada para protegerse contra la viruela. Sin embargo, parece que ninguna de estas informaciones fue tomada en serio, y ninguna tuvo ningún impacto en la práctica médica.

Vacunación en la actualidad

¿Quién fue el “inventor” de la vacuna?

No hay que desmerecer los logros de Jenner. No sólo demostró la relación entre la infección previa con viruela bovina y la protección contra la viruela, sino que también realizó vacunaciones con éxito. En un hecho que resultó ser crucial, publicó sus resultados, describiendo cómo se podía reconocer la viruela bovina y la manera de realizar la vacunación, de modo que llevó el concepto al dominio público y la técnica de vacunación a la práctica médica general.

Sin embargo, resulta obvio que Jenner no fue el único que merece reconocimiento por la teoría y la práctica de la vacunación. Fewster describió de manera oficial la capacidad protectora de la viruela 21 años antes del experimento de Jenner con James Phipps, pero no hizo ninguna publicación. Teniendo en cuenta sus conexiones profesionales y sociales, resulta posible que fuera Fewster el que reforzara – o incluso motivara – la idea de Jenner de suministrar viruela bovina de manera artificial para inducir la inmunidad contra la viruela.

No hay duda de que las primeras vacunas documentadas, seguidas de variolización para comprobar su efecto protector, fueron realizadas por Benjamin Jesty en 1774, 22 años antes de Jenner. Jesty no tenía ni la experiencia ni (probablemente) la predisposición para publicar sus experimentos; fue sólo tras varios años desde que Jenner publicara su Investigación cuando la intervención de Pearson, que fue malintencionada, puso a Jesty bajo la atención de la comunidad médica. No está claro si Jenner, que vivía a dos días de viaje al norte de un lugar remoto de Dorset, sabía algo del logro de Jesty, pero el consenso es que probablemente no era así.

Jenner, Jesty y Fewster fueron pensadores y experimentadores innovadores; sólo Jenner y Fewster estaban bien posicionados para publicar su trabajo y cambiar la práctica médica a mejor, y fue sólo Jenner el que se enfrentó a ese último reto vital.

En palabras de Sir William Osler, “el reconocimiento se le da al hombre que convence al mundo, no al hombre a quien se le ocurre la idea”. El lugar de Edward Jenner en la historia está asegurado, pero sostenemos que la gloria del descubrimiento de la vacuna debe ser compartido con Benjamin Jesty y John Fewster.